09 septiembre, 2007

Elena Garro(México,1920-1998)


"La memoria del futuro es válida, pero me ha fastidiado,
y estoy cambiando los finales de todos mis cuentos
y novelas inéditos para modificar mi porvenir
."


"Aquí estoy, sentado(a) sobre esta piedra aparente. Sólo mi memoria sabe lo que encierra [...] estoy y estuve en muchos ojos, yo sólo soy memoria y la memoria que de mí se tenga"... "Quisiera no tener memoria o convertirme en el piadoso polvo para escapar a la condena de mirarme."
(Recuerdos del porvenir)

Elena Garro-




“La culpa es de los tlaxcaltecas”

—Lo terrible es, lo descubrí en ese instante, que todo lo increíble es verdadero. Allí venía él, avanzando por la orilla del puente, con la piel ardida por el sol y el peso de la derrota sobre los hombros desnudos. Sus pasos sonaban como hojas secas. Traía los ojos brillantes. Desde lejos me llegaron sus chispas negras y vi ondear sus cabellos negros en medio de la luz blanquísima del encuentro. Antes de que pudiera evitarlo lo tuve frente a mis ojos. Se detuvo, se cogió de la portezuela del coche y me miró. Tenía una cortada en la mano izquierda, los cabellos llenos de polvo, y por la herida del hombro le escurría una sangre tan roja, que parecía negra. No me dijo nada. Pero yo supe que iba huyendo, vencido. Quiso decirme que yo merecía la muerte, y al mismo tiempo me dijo que mi muerte ocasionaría la suya. Andaba malherido, en busca mía.
"—La culpa es de los tlaxcaltecas —le dije.
"Él se volvió a mirar al cielo. Después recogió otra vez sus ojos sobre los míos.
"—¿Qué te haces? —me preguntó con su voz profunda. No pude decirle que me había casado, porque estoy casada con él. Hay cosas que no se pueden decir, tú lo sabes, Nachita.
"—¿Y los otros? —le pregunté.
"—Los que salieron vivos andan en las mismas trazas que yo —vi que cada palabra le lastimaba la lengua y me callé, pensando en la vergüenza de mi traición.
"—Ya sabes que tengo miedo y que por eso traiciono...
"—Ya lo sé —me contestó y agachó la cabeza. Me conoce desde chica, Nacha. Su padre y el mío eran hermanos y nosotros primos. Siempre me quiso, al menos eso dijo y así lo creímos todos. En el puente yo tenía vergüenza. La sangre le se­guía corriendo por el pecho. Saqué un pañuelito de mi bolso y sin una palabra, empecé a limpiársela. También yo siempre lo quise, Nachita, porque él es lo contrario de mí: no tiene miedo y no es traidor. Me cogió la mano y me la miró.
"—Está muy desteñida, parece una mano de ellos —me dijo.
"—Hace ya tiempo que no me pega el sol— bajó los ojos y me dejó caer la mano. Estuvimos así, en silencio, oyendo correr la sangre sobre su pecho. No me reprochaba nada, bien sabe de lo que soy capaz. Pero los hilitos de su sangre escribían sobre su pecho que su corazón seguía guardando mis palabras y mi cuerpo. Allí supe, Nachita, que el tiempo y el amor son uno solo.
"—¿Y mi casa? —le pregunté.
"—Vamos a verla— me agarró con su mano caliente, como agarraba a su escudo y me di cuenta de que no lo llevaba. 'Lo perdió en la huida', me dije, y me dejé llevar. Sus pasos sonaron en la luz de Cuitzeo iguales que en la otra luz: sordos y apacibles. Caminamos por la ciudad que ardía en las orillas del agua. Cerré los ojos. Ya te dije. Nacha, que soy cobarde. O tal vez el humo y el polvo me sacaron lágrimas. Me senté en una piedra y me tapé la cara con las manos.
"—Ya no camino... —le dije.
"—Ya llegamos —me contestó. Se puso en cuclillas junto a mí y con la punta de los dedos acarició mi vestido blanco.
"—Si no quieres ver cómo quedó, no lo veas —me dijo quedito.
"Su pelo negro me hacía sombra. No estaba enojado, nada más estaba triste. Antes nunca me hubiera atrevido a besarlo, pero ahora he aprendido a no tenerle respeto al hombre, y me abracé a su cuello y lo besé en la boca.
"—Siempre has estado en la alcoba más preciosa de mi pecho —me dijo. Agachó la cabeza y miró la tierra llena de piedras secas. Con una de ellas dibujó dos rayitas paralelas, que prolongó hasta que se juntaron y se hicieron una sola.
"—Somos tú y yo —me dijo sin levantar la vista. Yo, Nachita, me quedé sin palabras.
"—Ya falta poco para que se acabe el tiempo y seamos uno solo... por eso te andaba buscando —se me había olvidado, Nacha, que cuando se gaste el tiempo, los dos hemos de quedarnos el uno en el otro, para entrar en el tiempo verdadero convertidos en uno solo. Cuando me dijo eso lo miré a los ojos. Antes sólo me atrevía a mirárselos cuando me tomaba, pero ahora, como ya te dije, he aprendido a no respetar los ojos del hombre. También es cierto que no quería ver lo que sucedía a mi alrededor... soy muy cobarde. Recordé los alaridos y volví a oírlos: estridentes, llameantes en mitad de la mañana. También oí los golpes de las piedras y las vi pasar zumbando sobre mi cabeza. Él se puso de rodillas frente a mí y cruzó los brazos sobre mi cabeza para hacerme un tejadito.
"—Este es el final del hombre —dije.




de La semana de colores (Universidad Veracruzana, 1964, fragmentos)

Narradora y dramaturga mexicana. Nació en Puebla en 1916. Pasó su infancia en Iguala. En 1937 se casó con Octavio Paz y viajó con él y otros escritores mexicanos a Valencia, España para participar en el Congreso de escritores Antifascistas. Más tarde se divorció de Paz con quien tuvo a su hija Helena. En 1968 se exilió en Europa en donde pasó casi treinta años. Entre su obra teatral cabe mencionar: Un hogar sólido (piezas en un acto), La señora en su balcón y Felipe Ángeles. Todas sus obras dramáticas han sido representadas con éxito en México y en el extranjero. Como narradora escribió novela y cuento. Sus novelas más importantes son: Los recuerdos del porvenir, Y Matarazo no llamó, Inés, Recuento de personajes y Testimonios sobre Mariana. Sus libros de cuentos más destacados son: La semana de colores y Andamos huyendo Lola. Estilísticamente se le ha ubicado dentro del realismo mágico y de la literatura fantástica.

*Una biografía de Elena Garro" por Elena Poniatowska
*Elena Garro, una partícula revoltosa

*QUIÉN FUE ELENA GARRO

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta muy bonita nunca habia escuchado algo asi como esto
deberia aver mas al alcance de todos los estudiantes haceer de esto parte de los libros de literatura de secundaria para hacer comentarios sobre este y reflexionar de lo que muchas personas dieron por vivir dignamente

Valentina dijo...

Espero que hagan atencion al comentario que agrege soy el anonimo

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