18 noviembre, 2006

Yasmin Ross(México)





El personaje


De las leyendas, prefiere las escritas de puño y letra.
En su personalidad, armada de imperios caídos y orgullos ancestrales, convive el candor de los jóvenes criados lejos de las miserias urbanas y el espíritu imbatible de los maroons.
Su tendencia a exaltar lo bello y lo triunfal lo remiten a reinos de barro levantados al pie de los acantilados, a Kitara, Buganda y Bunyoro, al silbido del viento en los muros de la Gran Zimbabwe.


Por mucho tiempo se ha creído, de hecho todavía que Zimbabwe es la tierra de Ofir, la secreta fuente de riqueza del rey Salomón. “Más allá de las nacientes del Nilo está la oscuridad y más allá de la oscuridad, hay agua que hace crecer el oro, el oro crece en la arena, como la zanahoria, y se cosecha al atardecer”. Los historiadores islámicos del primer milenio ya despertaban toda clase de fantasías en viajeros y navegantes sobre un metal que los shonas cultivaban como las zanahorias, pero nadie había tenido el privilegio de escuchar el viento atrapado en los muros de la Gran Zimbabwe. El movimiento interno de la piedra acomodándose siglo, tras siglo.


Fácil de conmover, difícil de amoldar, Marcus Garvey se considera el descendiente de una estirpe llamada a rescatar el genio incomprendido de un continente devastado por la ambición.


Conversador inagotable, a estas alturas sus compañeros de travesía ya están enterados de que nació en Saint Ann's bay, un caserío con muelle y cercas de piedra gris, hace veintitrés años. Que Marcus Garvey, su padre, un albañil bien instruido, algo brusco en sus enseñanzas, moderno sin un rol moderno a desempeñar, fue perdiendo propiedades por carecer de títulos. Diácono de la iglesia metodista, abogado de aldea, Garvey senior entraba y salía de los tribunales representando a campesinos que corrían peor suerte que él. Escribía cartas, planteaba demandas en juicios que fueron minando los ahorros de la familia. Célebre por sus trabajos de mampostería, artista en lo suyo, de construir casas terminó levantando lápidas.


Les cuenta que Sarah Jane, su madre, la bondad en persona, murió en los suburbios de Kingston vendiendo repostería y añorando las cercas de piedra gris de Saint Ann´s bay. Que su nombre Marcus Moziah es producto de la preferencia de su madre por los nombres bíblicos y las creencias astrológicas de su padre, que presentía un futuro de promesa para el último de sus hijos nacido bajo el signo de Leo.


La flota


A diecisiete nudos por hora, la nave va.


Por momentos, bordea la orilla, se hace ver. Las calderas no resisten más de 65 libras de presión. Las familias negras de la costa este lo interpretan como un acto de cortesía, agitan la blanca palma de sus manos al paso del barco algodonero fabricado en Escocia, el casco corroído ya por las sales marinas, el olor a combustible impregnado en sus bodegas. Una hilera de banderines negro, rojo y verde atada a sus mástiles, menea la cabellera de medio centenar de pasajeros. Pagaron sesenta dólares por ir a Cuba, sesenta y cinco a Jamaica, ochenta a Colón, más cinco dólares de impuesto por viajar en primera clase. Pasajeros que no aspiran llegar a puerto alguno. Sólo navegar y responder al saludo como lo están haciendo con aire de pioneros, de ser ellos también parte de algo que promete ir muy lejos, mientras Henrietta Vinton Davis les recita poemas abrazada a una enorme muñeca de trapo.


Desplazándose así lento y frágil sobre las aguas revueltas del océano, el Yarmouth-Douglass despierta los sentimientos más nobles. La agilidad, si alguna vez la tuvo, no está entre sus atributos presentes. El viaje va imprimiendo huellas imborrables en memoria. Un derrumbe de estrellas sobre una pequeña casa de campo, el sol en las ventanas de un pueblo lejano. “Apacible y venturoso viaje” reporta Cockburn. Turbulento y peligroso para las divisiones del sur. Las Banana Divisions en Panamá, Limón, en las Antillas Inglesas confunden entusiasmo con agitación. Lanzan advertencias a los empleados que compran acciones. “La situación asume caracteres verdaderamente alarmantes, si no se toman medidas para cortar el mal tiempo”. Cualquier extranjero de color que desembarca sin motivos claros, se convierte en sospechoso. Todo aquel que es sorprendido en tareas ajenas a su trabajo, distribuyendo volantes o en transacciones comerciales corre el riesgo de ser despedido o sancionado por los capataces.


La zapatería de Fowler, en la esquina oeste del mercado, funciona como cuartel de operaciones y periódico mural. Ahí se enteran de las contingencias del viaje, puertos que va tocando, puertos que tocará. A la altura de Florida, casi se desfonda en los cayos de Salt Bank. El Yarmouth o Frederick Douglass llega a Panamá el 17 de diciembre y promete estar en Costa Rica como presente de Navidad.


Con la expectativa del inminente arribo, los antillanos gastan su aguinaldo en comprar constancias de una ilusión colectiva: Black Star Line Inc.


Tres escritorios públicos instalados en el parque de Bonifé, tratan de atender una marea que de pronto ha captado los ahorros de la comunidad ofreciendo propiedad sobre un barco. Navegación colectiva. Buques multitudinarios. Black presence on the seas. Limón es parte de su trayectoria y no hay mejor manera de comprometerse y mostrar adhesión, que transferir monedas de un florero a un título. Los colchones guardan cada vez más sueños y menos valores.

de La Flota negra.(Editorial: ALFAGUARA, 2000)
sobre esta novela se baso “El Barco Prometido”, un documental bilingüe que sigue el rastro oral de la Black Star Line, una aventura naviera impulsada por Marcus Garvey, líder del primer movimiento negro de masas del siglo XX y fundador de una línea de vapores destinada a cruzar el Atlántico en busca de un continente extraviado. (los que conocemos un poco sobre la historia, esta historia,.. sabemos q Marcus Garvey fue mucho mas que eso)
Los viejos pobladores de Limón, en el caribe centroamericano, dan cuenta de la fascinación que produjo este episodio entre los forjadores del imperio del banano. Ochenta años después, el rastro de la Black Star Line conduce a un edificio anclado en el centro de la ciudad, que es el núcleo de los festejos y las fabulaciones de la comunidad, donde un barbero y catorce oficiales mantienen viva la utopía que movilizó a millones de descendientes africanos en todo el mundo. Extracto del guión Puerto Limón, Costa Rica... El imperio del banano empezó aquí y aquí sobrevive la historia de la Black Star Line, una aventura naviera impulsada por Marcus Garvey... En los años veinte, los bananos que viajaban por esta ruta llevaban consigo el sueño de los inmigrantes negros: volver a la tierra prometida...
Marcus Garvey fue checador de horarios, el puesto más alto al que podía aspirar un empleado negro.. Se involucró en los conflictos laborales de la época... Fue activista político y sindical...
En esa época, Limón tenía todas las características de un enclave... La aristocracia bananera por un lado... Los inmigrantes afrocaribeños por el otro sin mayor opción que trabajar en una plantación y aspirar a cambiar el curso de las cosas contemplando los vapores de la gran flota blanca de la United Fruit....
Garvey se asentó en Harlem y desde ahí propuso conquistar el mundo de la navegación… Esta fue su base política...
Se valía de un periódico el Negro World, pero su principal vehículo de propaganda fue una línea de vapores tripulada por marineros negros y sostenida por una raza dispersa...
Por alguna extraña razón, el vínculo de Marcus Garvey con Limón sigue siendo muy fuerte... Un edificio anclado en el centro de la ciudad que los pobladores llaman Black Star Line... Todos los días, la bahía de Limón amanece rodeada de cruceros y buques mercantes esperando tocar puerto… ¿Por qué entonces tanta excitación alrededor de un barco? ¿Qué lo hacía diferente a los demás?
Amos Hall nació en Jamaica, envejece en Limón... Es un viejo seguidor de Marcus Garvey...
El edificio de la United Fruit está ocupado por compañías de estiba y agencias marítimas... Alguna vez, fue el motor del imperio del banano...Hoy es el recuerdo de una bonanza que se esfumó de Limón poco antes de la Segunda Guerra Mundial... En su labor de espionaje, la United Fruit fue el mejor historiador de la época... La correspondencia con las divisiones del sur estuvo guardada en esta caja fuerte... La documentación desapareció de aquí... Lo poco que logró recuperarse, revela que el movimiento de Garvey recaudaba dos mil dólares mensuales tan sólo en la provincia de Limón...

Yazmín Ross (periodista, escritora y guionista nacida en el Caribe mexicano y radicada en Costa Rica desde 1989 y autora del libro "La flota negra") para el documental "El barco prometido" de Luciano Capelli, fotógrafo y cineasta italiano. En 1993 la Organización de Estados Americanos le otorgó una beca para realizar la investigación “Marcus Garvey en la memoria colectiva de Limón”, trabajo que sirvió de base para la realización de “El Barco Prometido” y “La Flota Negra”, novela de corte histórico editada por el sello Alfaguara en noviembre del 2000. El documental ganó la IX Muestra de Cine y Video Costarricense como mejor guión, mejor documental y mejor sonido y el Festival Icaro de Guatemala, en la categoría “Centroamérica vista desde afuera”. “El barco prometido” ha participado en los Festivales de la Habana, Cartagena, Málaga y Biarritz.

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