La ruta de su evasión (fragmento)
" Siempre queda en algún árbol una hoja postrera, prendida a la rama por un milagro de resistencia inexplicable, y todas las mañanas, al pasar, formulamos una despedida porque tememos no encontrarla allí al día siguiente. Es tan frágil su aspecto, descomedida su posición, muerto su color, que no podemos explicarnos por cuál fenómeno se mantiene en su sitio invulnerable al viento, la escarcha y el frío. Simboliza el recuerdo borroso de lo que fuera en primavera y verano el ropaje del árbol; es la manifestación única de su antigua forma; la rúbrica de su linaje, el síntoma de su especie. Pese a todo lo precario que esa hoja solitaria representa, en su humildad, en su indefensión, tiene un noble elemento de fortaleza. Cada mañana la buscamos para comprobar en su delicado tallo o en el contorno de su cuerpecillo aterido los efectos de la intemperie, y repetimos la nostálgica despedida. Pero al verla de nuevo, inalterable y sola, nos preguntamos sobresaltados si resistirá todo el invierno allí. Tanta tenacidad anónima despierta en nosotros cierto elemento de sospecha ¿por qué resiste?, ¿irá a permanecer a pesar de todo?, ¿para qué su inmutabilidad?, y nos vamos acostumbrando a su presencia en el árbol frente a nuestra casa. Lentamente, con la familiaridad de lo inevitable, olvidamos la hoja fiel. Una mañana cualquiera ya no levantamos la cabeza para buscarla, ni nos despedimos de ella hasta nunca. Ha entrado a formar parte del paisaje inalterable, de ese paisaje permanente más allá de las estaciones y las temperaturas. Y muchos días después, casi sin pensar en ella, echamos una mirada descuidada que nos revela su ausencia. Se fue con el viento. Ya no está. Se fue sin despedida, sin adiós y sin lágrima.
Tampoco dejó recuerdo. Simplemente se fue."
Escritora costarricense que destacó por su obra introspectiva. Nació en San José de Costa Rica, aunque vivió en muchos países americanos, como Chile, Guatemala, México y Estados Unidos de América. Con Fabián Dobles y Joaquín Gutiérrez forma la tríada que renovó las letras de su país, pero ella no siguió la vía de sus compañeros, el realismo social, sino que optó por el psicoanálisis y todo lo que esta disciplina ofrece. Así, en su única novela, La ruta de su evasión (1949), se adentra en los terrenos de la introspección para indagar en mundos y personajes oscuros, amargos, difíciles. Esta exploración, en la que usó el monólogo interior, la sitúa como una gran renovadora de la literatura costarricense.En 1948, su novela La ruta de su evasión, obtuvo el primer premio en un concurso centroamericano de novela convocado en Guatemala.Preocupada por el hecho literario en sí, escribió muchos ensayos críticos que fueron publicados en 1961 con el título de A lo largo del camino
Esta bella e inteligente mujer falleció en México, en la casa de su amiga, la poetisa costarricense Eunice Odio, en 1956. Sus producciones implicaron una renovación para la literatura nacional.
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