03 febrero, 2009

Patricia Suárez


La chica Serbia

Sí, yo ser Dinka Matijas, sobrina del autor. No, no ser de aquí.
No venir de Bulgaria. No de Rumania. No de Croacia. No
Eslovenia, no Montenegro, no Yugoslavia. Venir de Serbia.
Vojvodina, en Serbia. Cuando guerra en Rumania, familia ir
Yugoslavia, vivir en Sarajevo, bonita ciudad. Cuando guerra en
Yugoslavia, familia ir primero Bulgaria, después Eslovenia.
Muchos emigrar. Guerras despedazan familias, personas,
corazones. Al final, en los 90, escribir tío argentino, decirle: Tío,
busque a su sobrina Dinka Matijas, artista también, bailarina,
conoce nueve idiomas, todos de Balcanes. Canta en ruso
tradición popular: Kalinka, Ojos Negros, La balada de Stenka
Razin, No dejan a Masha ir hacia arroyo; y otras folklóricas de
Ucrania como Los hermanos o La noche. También canta La
estepa alrededor, que hizo famosa la cantante Nadezhda
Oboukhova. Dinka Matijas canta en español mucho poco, pero
canta. Tío de América pedir fotografía, yo mandar. Tío de
América preguntar si ser soltera yo decir sí. Venga, sobrina a la
Argentina y casése. Sí. Yo dejé novio allá. Emir quedó corazón
partido, pero no se puede vivir solo de amor; se necesita pan,
vino, agua potable. Miel. Aceituna, queso fresco. Salchichón. Yo
ser mujer, necesitar aparte vestido rojo, zapatos de taco, echarpe
de gasa para proteger cuerdas vocales. Jabón oloroso, perfume
fragancia rosa, media de nylón. Alguna bijou, un pendiente, una
anillo. La mujer que lleva vida pobre, se mustia. La vida de
mujer debe ser como una flor: clara, oscura: el pétalo de una
rosa: fuerte, ligera, profunda, efímera, inolvidable, encendida.
La vida de mujer es como galleta pequeña: así tan sabrosa, tan
perfumada: un mordisco, dos mordiscos, se terminó la galleta. La
miseria arruina el pensamiento, las ideas no corren por falta de
alimento bueno, la papa sola no basta, la papa de Rusia es puro
almidón y agua, no se puede comer. El nabo crece mejor, más
gordo, pero el nabo harta el paladar y agota las mandíbulas. Las
ideas no corren en la Rusia y la ilusión tampoco, y mujer sin
ilusión ¿qué es? Una muñeca rota. Yo no ser rota, yo venir a la
Argentina, casarme con mi tío en el secreto. Allá no se puede;
allá están locos. Allá no alcanza la plata; aquí se aprovechan Allá
no hay esperanza, mucho tristeza.
Tío de América persona rara; todo el día la cabeza metida en
oscuridades, no piensa en hacer la plata. Vida de bohemia. En la
Rusia, la vida de bohemia no existe, aquí es permitida. Hay
bohemio flaco, bohemio gordo. En mi país proverbio dice: El
flaco se asusta cuando el gordo adelgaza. Aquí tío pasa la tarde
en cafetín y después otro cafetín, y escribe, escribe. Comedia,
tragedia, pantomima, artículo para periódico de afuera, para
periódico de adentro. A veces, vienen periodistas, lo entrevistan,
tío de América, marido ahora, mucho contento. ¡Sirve
aguardiente, Dinka!, grita. Yo sirvo, vaso de cristal minúculo
color verde, flor de lis grabada. Una flor de lis por vaso,
periodista se bebe el aguardiente hasta la raíz de la flor de lis.
Periodistas personas muy sedientas. Beben, beben, postulan a
marido mío para premio de teatro, puesto conservatorio de teatro,
cátedra honor sin causa, prometen publicar artículo, editar obras,
llevar obras a comisión de lectura de teatros importantes, a
actrices internacionales. Yo ser actriz, digo, ninguno me oye.
Periodista argentino mira escote siempre; periodista uruguayo
mira nalga. Muestro rodilla, rodilla no gusta. Periodista español
mira rostro, ojo, boca: el europeo es otra cosa, más humano es, lo
advertía ya madrecita que quedó en las montañas de Kosovo y
creía en todos las presagios posibles, adivinaciones, sueños,
encantamientos, el fin del mundo, el diablo, tenía miedo de ratas,
lechuzas, murciélagos, cucarachas, mal de ojo, las tormentas
eléctricas con rayos, los remolinos durante las tormentas de
viento, los hombres muy morochos, los que nacieron 29 de junia,
día San Pablo y San Pedro, y 30 de abril en noche de Santa
Walpurgys; miedo de las corrientes de aire, el agua helada, los
desmayos, la muerte súbita, las patadas de los caballos, el rábano
con mucha sal, el bacalao del norte, los espejos rotos, las tazas
con manijas cachadas. No lee, no escribe la madrecita, no habla
por teléfono. Yo tener nostalgia pero también tenerla cuando
estaba en Podgorica, Belgrado, Pristina, Zagreb. Nostalgia forma
parte de Dinka Matijas como pétalo blanco margarita forma parte
de margarita. Dinka Matijas no morir de nostalgia; promesa del
diablo no cumplirse; Dinka Matijas bebe cuatro tragos de vodka,
no piensa en madrecita, no piensa más en novio Emir. Yo querer
quedarme en la casa, como toda persona, como toda chiquilla.
Antes, la casa era allá, la madrecita. Ahora ya no sé cuál es la
casa.
"Habrá guerra", dijo abuelo: murió justo antes de que empezara.
Otros dijeron lo que hubiera también él dicho: “Tito somos
todos”. Pero al despertarse cada mañana, después de la guerra,
todos no éramos Tito. Éramos nosotros, era el pueblo, solo.
Pueblos de estudiosos los Balcanes. Impacientes por empezar a
'estudiar', los croatas se pusieron a matar serbios, los serbios a
matar croatas, los croatas a matar bosnios, los serbios a matar
bosnios, los bosnios a matar serbios, los bosnios a matar croatas,
croatas y serbios a matar bosnios, bosnios y serbios a matar
croatas, bosnios y croatas a matar serbios... Todos gritando, igual
que hace cincuenta años: "¡Ellos empezaron primero!".
En lo que se conocía como Yugoslavia, millones de personas
huyen del hogar, somos refugiados. Mueren cientos, mueren
miles.
Mientras tanto, yo y otros como yo fuimos creciendo.
La palabra Balkan viene de dos palabras turcas que significan
'miel' y 'sangre'. Dinka vivió en tiempos de miel y crece en
tiempos de sangre.
Dinka pisar Francia una vez, compañía bailarinas rusas, ballet.
Dinka coser tutú bailarinas, no encontrar marido francés, no huir
del hotel, no pedir asilo a Embajada, de Francia la echan; Dinka
regresar Yugoslavia. ¡Dinka solo tener un solo maldito tío de
América, en la Argentina, al sur!
“Lo que más se echa de menos es oír llorar a bebé en nuestro
pueblo”, decía la amiga Inga, que decía anciana serbia que volvió
a su pueblo en Croacia, después de vivir en campo de refugiados
en Serbia.
Marido mío buena persona. Mal comerciante. Mal carácter, eso
sí. Mal amante. Marido mío comilón de carne y guiso de maíz.
Pastel pequeño de carne crujiente. Yo preparo baklava en lo
oscuro; aprendido de pastelero turco de Gora, Kosovo. Pelivan,
se llamaba él. Simpático Pelivan.
Marido mío no hace el amor: duele la espalda tanta hora que pasa
escribiendo la espalda inclinada. Marido no vigila esposa
espíritu abierto, no tiene celo. Marido casarse en secreto por
capricho, por hacer novela. Yo poner pantufla al marido, arreglar
la casa, la cama; yo cocinar; yo sonreír.
A Dinka Matijas la mira verdulero, carnicero, zapatero. La mira
en la feria el repartidor, el señor del taxi. Todos miran a Dinka
Matijas y ella mira a todos porque no es estúpida. Qué mal hace
una mirada de amor, una ilusión de amor. Dinka Matijas pasa
noche acostada al lado de marido helado, a veces ronca a veces
no ronca. Cuando ronca, Dinka Matijas ponerse algodón en los
oídos y rezar. Primero muy bajo:
-Virgen de Vladimir, hazme volver, hazme regresar...
Marido mío ronca fuerte, Dinka Matijas reza a la Virgen bien
fuerte:
-¡Virgen de Vladimir, déjame volver!
No sé por qué me pasa lo que me pasa.
A lo mejor sea mi niñez.
A lo mejor sea la vejez.
Dinka Matijas saca entonces de abajo de cama de matrimonio,
caja de zapatos con sandalia blanca que marido regaló para
casarse. Las sandalias son bonitas, las calza. Dinka se acuesta
con cabeza apoyada sobre caja. Dinka se duerme en el suelo;
marido mío quién sabe qué sueña.
Pero Dinka no sueña: Dinka no sueña.

No hay comentarios.:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...