A esta altura de la vida, cuarenta y dos años, tengo la tentación de encerrarme en la casa, en el “dulce no hacer nada”, de buscarme en los libros y en mis propias palabras.
Creo haber andado mucho en los últimos años, por caminos, ciudades y personas. Creo haber amado mucho, haber llorado también mucho y aprendido a soportar mi condición de ser mortal y precaria.
Habitada de un ritmo acelerado he vivido sin tiempo para lo necesario, entregada a lo urgente y he gastado así tanta vida. He perdido profundidad y he transcurrido repartida, retaceada. Y he perdido.
A esta altura de la vida quiero pertenecer más a mí. Dejarme estar para dar espacio a mi propio pensamiento: leer, echada al sol-como una gata plácida-y escribir, escribir, contarme historias.
Debo aprender a dejar a los demás que hagan la vida que yo creía estar construyendo. Siempre habrá gente que pueda reemplazarme y continuarme. No es una renuncia, es un acuerdo con la sabiduría, una reparación.
Aquí, yo sola, reconciliándome en lo necesario. Afuera, lo urgente gastando a los demás. Es su turno.
Gaby Vallejo (Bolivia), novelista, docente y crítica literaria. Investigadora de idiomas autóctonos. Ha escrito libros para niños : Detrás de los sueños, Juvenal Nina, Mi primo es mi Papá, Con los Ojos Cerrados, Sí o No Así de Fácil.
3 comentarios:
A cierta altura es necesario habitarse.Gata plácida en horas que urgen reparación!
espejo soy indefectiblemente de estas palabras de Vallejo...
touchée,Andreas
espejito, adivine quien lo buscó, publicó y dedicó en el comentario primero, especialmente para usted? la respuesta está en el círculo de fuego...
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